EL TEMPLE Y SUS MISTERIOS (IV). LOS PRINCIPIOS DE LA ORDEN (II)






San Colombano, era un cristiano de Irlanda, país que se convirtió pronto al cristianismo, sin las imposiciones de los Emperadores romanos ni luego de los bárbaros llamados cristianos. Los mismo había sucedido en todos los países celtas de los druidas. Poca cosa se sabe de los gruidas, pero su facilidad para acoger una cierta forma de cristianismo parece que se le sitúan espiritualmente cerca de él, ya que nada pareció sorprenderles de la nueva Revelación: Ni la Unidad Divina, ni Su Trinidad, ni el Dios nacido de una Virgen (Merlín había nacido de una madre virgen), ni la Encarnación, ni el hombre-Dios crucificado, ni la Resurrección, ni la inmortalidad del alma.

Todo eso, figuraba ya en sus enseñanzas. La céltica en peso, se precipitó en manos del cristianismo siguiendo a los gruidas, pero cayó rápidamente en la decadencia en cuanto el cristianismo apropiado por los reyes germanos y sus obispos, se convirtió en un objeto de servidumbre. Así que Irlanda, siguió siendo cristiana, pero “druidicamente”. Por tanto, la concepción gruida del cristianismo, partió de Irlanda y llegó a las Galias a través de San Colombano y con el apoyo de un Papa: Gregorio I (luego San Gregorio Magno).

En el año 600, San Colombano fundo el monasterio de Iona en Treveri, y su Regla se acercaba a la de San Benito, pero más ascética. Las órdenes tuvieron un desarrollo conjunto y hubo una posterior unión, sobre todo en las Galias. Entonces la Italia del sur era Bizantina, sometida a su política e influencias orientales; Roma era un nido de víboras de luchas internas, poco espirituales. En irlanda, el cristianismo oscilaba entre los aspectos romanos y el retorno a las formas del culto gruida anterior. En Gran Bretaña, era la época de las invasiones sajonas. En el 601, San Agustín, fundó el monasterio de Canterbury y sus monjes bretones, se negaron a someterse a la nueva Iglesia anglosajona, y el resultado fue que el ejército anglosajón masacró a 1.200 monjes bretones en la batalla de Kerleón en el 617.

En las Galias, todo fue destruido y ninguna tradición superviviente tenía la suficiente fuerza ni siquiera para intentar afirmarse. Roma estaba lejos y también sus disputas de poder clerical, así que la gente podía jugar al escondite entre reinos, ducados y condados y a eso iba a jugar durante 500 años la cabeza de la Orden de San Benito. En el 590, un benedictino llegó a Papa, tomó el nombre de Gregorio I y fue quien estableció el primer ritual gregoriano, utilizando los instrumentos proporcionados por San Benito y San Colombano.




(continuará)



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