EVANGELIO DÍA 21 DE NOVIEMBRE




Se acercaron a Jesús unos caduceos, que niegan la resurrección y le preguntaron: “Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos, y el segundo y el tercero se casaron con ella y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último, murió la mujer. Cuando llegue la resurrección ¿de cuál de ellos será la mujer, porque los siete han estado casados con ella?”. Jesús les contestó: “En esta vida, hombres y mujeres se casan, pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos, no se casarán, pues ya no pueden morir, son como ángeles; son Hijos de Dios, porque participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor <>. No es Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos están vivos.” Intervinieron unos escribas: “Bien dicho, Maestro”. Y no se atrevían a hacerle más preguntas.
(Lucas 20, 27-40)

MEDITACIÓN

Señor, Tú has dejado este mundo en mano de los hombres, como colaboradores de Dios. Pero también hay quien intenta tener así en sus manos el gobierno y la organización de la gloria eterna. Basta ya del mal que hacemos al mundo. Que los pueblos sigan tus huellas terrenas y cuando como Hijo de Dios participe de Tu Resurrección, vea con mis ojos que Tú eres un Dios de vivos y que la Vida sólo está en Ti.

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