EVANGELIO DÍA 21 DE MARZO




En aquel tiempo, Jesús se dirigió al Monte de los Olivos y al día siguiente, al amanecer, volvió al templo. La gente se le acercó y Él, sentándose, comenzó a enseñarles. Los maestros de la Ley y los fariseos, llevaron entonces a una mujer que había sido sorprendida en adulterio. La pusieron en medio de todos los presentes y dijeron a Jesús: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo del adulterio. En nuestra Ley, Moisés ordena matar a pedradas a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?”. Preguntaron esto para ponerle a prueba y tener algo de que acusarle, pero Jesús se inclinó y se puso a escribir en la tierra con el dedo. Luego, como seguían preguntándole, se enderezó y les respondió: “El que de vosotros esté sin pecado, que le arroje la primera piedra”. Volvió a inclinarse y siguió escribiendo en la tierra. Al oír esto, uno tras otro fueron saliendo, empezando por los más viejos. Cuando Jesús se encontró solo con la mujer, que se había quedado allí, se enderezó y le preguntó: “¿Mujer, donde están? ¿ninguno te ha condenado?”. Contestó ella: “Ninguno, Señor”. Jesús le dijo: “Tampoco Yo te condeno. Vete y no vuelvas a pecar”.
(Juan 8, 1-11)

MEDITACIÓN

Antes de juzgar y condenar con dureza a alguna persona, mira en tu interior y busca allí. Podría ser un buen ejercicio fijarte esta semana en tus críticas y reconocerte culpable, cada vez que vayas a criticar a los demás.


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