EVANGELIO DÍA 20 DE ABRIL



Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberiades). Jesús levantó los ojos y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: "¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?". Lo decía para tantearlo, pues bien sabía Él lo que iba a hacer. Felipe le contestó: "Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo". Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dice: "Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces, pero, ¿qué es eso para tantos?". Jesús dijo:" Decid a la gente que se siente en el suelo". Había mucha hiberba en aquel sitio. Se sentaron y sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dio la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: "Recoged los pedazos que han sobrado, que nada se desperdicie". Los recogieron y llenaron doce canastas con los oedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: "Éste si que es el Profeta que tenía que venir al mundo". Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña Él solo.
(Juan 6, 1.5-15)

MEDITACIÓN

Señor, la gente te sigue entusiasmada, hasta el punto de que se olvidan de comer. Buscan primero el Reino de Dios y tú le das lo demás. Lo poco que puedo aportar, son esos cinco panes de cebada y dos peces, para que se conviertan en tus manos en pan tierno que será tu cuerpo resucitado.

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