LOS CINCO PASOS DE LA ORACIÓN






Autora: Hna. M.A.+

La oración es tan necesaria en nuestra vida espiritual como lo es respirar para nuestra vida del cuerpo.
El hombre, por estar formado de alma y cuerpo, tiene en su misma naturaleza una sed de cosas infinitas, siente la necesidad de conocer a Dios, intuye la presencia de un Ser Superior, de Alguien infinito que es la respuesta a sus necesidades.
La oración es vincularnos con Dios. En oración, creas un espacio sagrado en el cual comulgas con Dios. Puedes usar este proceso de cinco pasos para  profundizar nuestro vínculo con Dios, para que eleves tu conciencia de Dios en ti.  Que importante sentir  el poder de la oración.


Aquiétate


Aparta un momento para orar cada día. Comienza tu rato de quietud aquietando tu cuerpo y abriendo tu mente a una conciencia de Dios. Respira profundamente, consciente que estás en la presencia de Dios y de que esta Presencia está en ti. Deja ir tus inquietudes y ten fe en que todo está bien.

Concéntrate


Cierra los ojos y deja ir cualquier pensamiento del mundo a tu alrededor, comienza a pensar en Dios… acerca de Su presencia en tu vida. Centra tu mente en un pensamiento, una idea o un versículo bíblico que resuene contigo. Repite esta idea una y otra vez, bien sea en silencio o en voz alta, hasta que se convierta en tu único pensamiento.


Medita


Permite que este estado mental de concentración te lleve a una conciencia más profunda de Dios. “Estad quietos y conoced que yo soy Dios.” Permanece quieto a medida que comulgas con esta presencia divina en ti.


Date cuenta


Reconoce, desde lo más profundo de tu ser, de que eres uno con Dios. Permanece en este conocimiento, en esta comprensión a medida que sientes Su presencia sagrada, es una “comunión silenciosa del alma.” En este estado receptivo de mente y corazón, está atento a la inspiración de Dios, a las respuestas a tus oraciones.


Da gracias


Permite que la gratitud sea tu respuesta gozosa a esta experiencia de comunión con Dios y con Su bondad infinita. Da gracias por las bendiciones en tu vida, y muéstrate dispuesto a recibir tu bien. Es decir dar gracias a Dios desde el fondo del corazón y pedirle a la Virgen que nos  ayude siempre. 

Non Nobis

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