LA PIEDRA FILOSOFAL (II)




En primer lugar, sabemos que hubo un tiempo en que el evolucionante hombre era hermafrodita, macho y hembra, capaz de crear por sí mismo, y también sabemos que por entonces era semejante a la planta en otros aspectos. Su conciencia era como la que poseemos en sueño sin ensueños, la misma que la planta.

La vital energía que asimilaba a su cuerpo, se empleaba toda en el crecimiento, hasta que llegado el tiempo de la propagación de la especie, surgió un nuevo cuerpo en brote que había de crecer, sin que entonces tuviera el ser humano incentivo alguno para la acción y si lo hubiera tenido carecía de mente y voluntad que la dirigieran.


Para emancipar a la humanidad de esta negativa condición, la mitad de la fuerza creadora reascendió guiada por los ángeles para construir un cerebro y una laringe, a fin de que el hombre aprendiera a crear con el pensamiento, como las divinas Jerarquías, y expresar en palabras el creador pensamiento. Así el hombre cesó de ser físicamente hermafrodita para convertirse en unisexual. Ya no podía crear por sí mismo físicamente como las plantas, ni psíquicamente como los Elohim o como los Jerarcas hermafroditas a cuya imagen y semejanza fue originariamente formado, por lo que hoy día ocupa una inenvidiable posición intermedia entre el vegetal y el dios.

Cuando la mitad de la energía sexual del hombre se desglosó para construir el cerebro, quedose desvalido e ignorante de cómo dominar su condición. Ni siquiera sabía conocer las dificultades y la humanidad hubiera perecido de no recibir ajeno auxilio. En consecuencia, los ángeles lunares, que eran los guardianes de la humanidad, congregaban periódicamente los sexos en espaciosos templos, cuando las interplanetarias líneas de fuerza eran propicias a la procreación, y así perpetuaban la raza humana.

También se resolvió que una vez acabado de construir el cerebro, los Señores de Mercurio, Hermanos Mayores de nuestra humanidad y de excelsa inteligencia, nos enseñarían a usar la mente y darle creadora eficacia, de modo que ya no dependeríamos por más tiempo del prevaleciente procedimiento de generación sexual. Así, por obra de dichas dos grandes Jerarquías se había de alzar la humanidad de la inconsciencia hasta la primera tea de la inteligencia creadora, desde la planta hasta el dios.

(continuará)

Orden de Sión+++