EVANGELIO DÍA 9 DE JUNIO



Iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con Él sus discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, y un gentío considerable de la ciudad la acompaña. Al verla, al Señor le dio lástima y le dijo: "No llores". Se acercó al ataúd, lo tocó (los que le llevaban lo pararon) y dijo: " ¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!". El muerto se incorporó y empezó a hablar y Jesús se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios diciendo: "Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo". La noticias del hecho, se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.
(Lucas 7, 11-17)

MEDITACIÓN

Señor, nadie te pidió nada, pero tus ojos y tu corazón siempre están pendiente de las necesidades de los demás. ¿Cómo ibas a pasar de largo  viendo a una madre viuda hecha un mar de lágrimas por la pérdida de su hijo, siendo Tú la fuente de la Vida?.

Orden del Temple+++, 2.013