LEY DEL APEGO
Puedes
tener todo lo
que quieras en
la vida, pero si
tu sentido del
propio valor o tu felicidad
dependen de conseguirlo,
entonces es que
estás apegado a
ello. Esa cosa o
persona a la
que estás apegado
puede manipularte. Ya no eres
libre.
El
Universo es un caldo
de energía. Todo se
arremolina y se
mueve. Todo atrae a
lo que es similar. Ciertas
energías repelen. La danza continua
entre los átomos. No obstante, hay
ciertas personas en
este gran caldero
energético que se sienten
atados. Se atraen unas a
otras desde grandes
distancias y una vida
tras otra. La cuerda
les puede atar y
atrapar. Tiran de
ella y de
la relación, mental,
emocional y físicamente,
y son totalmente
inconscientes del efecto
que tienen sobre la
otra persona.
Se
forman ataduras entre
las personas que
tienen temas pendientes. Cada vez
que emites pensamientos
o palabras de
enojo, aflicción, celos,
envidia o necesidad
hacia una persona,
estás manifestando un
pequeño hilo que
te ata a
ella. Un pensamiento
ocasional se disolverá,
pero si continuamente
envías pensamientos negativos,
los hilos se
convertirían en cuerdas. Éstas se
harán más gruesas
y os atarán a
los dos hasta
que las soltéis.
En
vidas subsiguientes las
cuerdas se reactivarán
y te llevarán
inevitablemente hacia aquellos
con los que
tienes temas pendientes.
De esta manera
tu alma tendrá
la oportunidad de
hacer las cosas
de distinta forma.
También
nos podemos apegar
a cosas. Las energías
negativas como la
ambición, el orgullo,
le penuria y
la envidia pueden
crear enormes cuerdas
con las que
atarse a cosas
como casas, coches,
empleos o cuentas
corrientes estas serían
las ataduras de
la riqueza.
Las
cuerdas pueden atar
a las personas
a cosas intangibles,
por ejemplo a
la necesidad de
amor. Si estás
atado a un
deseo de reconocimiento, esto puede
ser el equivalente
psíquico de llevar
una cadena y
una bola de hierro
atada a tu tobillo. Puedes estar
ligado a energías
que te aprisionan, como la modestia excesiva
o el retraimiento.
Un
maestro está desapegado. No depende
de la condición
social, de la
economía ni de
las necesidades emocionales.
Es libre y
tremendamente poderoso.
Puede
tener una casa
bonita. Por supuesto
que Dios quiere
que vivas en
una buena casa.
Pero si la
necesitas para que
te dé prestigio
social o seguridad, se
convierte en una
atadura. Las cuerdas
te atan a
tu hogar y estarás emocionalmente atado
hasta que cambie
de actitud. Un maestro puede
disfrutar de una
casa fabulosa, pero si
se la quitan,
eso no afectará a
la opinión que
tiene de sí
mismo.
(continuará)
Orden del Temple+++