EVANGELIO DÍA 27 DE OCTUBRE



Dijo Jesús esta parábola a algunos, que teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás: " Dos hombres subieron al Templo orar. Uno era fariseo y otro publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: ¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy cómo los demás, ladrones, injustos, adúlteros, ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo. El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sólo se golpeaba el pecho diciendo: ¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador. Os digo, que éste bajo a su casa purificado y aquel no, porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido".
(Lucas 18, 9-14)

MEDITACIÓN

Señor, ya sabes que lo bueno que hago, es obra tuya y no tengo que recordártelo como si fuera mío. No hago nada de extraordinario, y  me uno a la oración del publicano. Tu misericordia y perdón, es mi única fuente de salvación.

Orden del Temple+++