LA SABIDURÍA E INTELIGENCIA ESPIRITUAL EN EL CAMINO DE AMOR HACIA DIOS


Autor: Hno. M.A.R.+

Hay que considerar ante todo, que es muy difícil reflexionar en lo que se refiere al amor, sin comprometer nuestro corazón, nuestros afectos y sentimientos, lo cual es bastante natural. A menudo, al amor que ofrecemos a Cristo, parece que nos responde con Su silencio, y nos vemos obligados a reconocer que no podemos comunicarnos con Él como lo hacemos con otro hombre cualquiera. Nuestro amor no contiene ningún soporte visible y sensible, porque se fundamenta necesariamente en la fe, y sólo con ayuda de ésta, debemos afrontar las diversas etapas en las que se probará y consolidará nuestra caridad y amor, manifestadas completamente en su lanzamiento hacia Dios.

La certeza de que Dios nos ama

La certeza o convicción de que debemos fundamentar sólidamente nuestra vida de amor, es la certeza de que Dios nos ama; la seguridad de que Cristo nos ama y no con un amor cualquiera, sino con un amor de predilección y amistad. Esa certeza de fe, es necesaria antes de dar cualquier otro paso en el amor a Dios. Hasta que no descubramos esto, no progresaremos ni en el amor, la caridad, ni en la vida de oración, porque nuestro amor a Dios, no puede ser más que una respuesta: ¿Cómo podremos amar verdaderamente si no somos amados?.
Sabemos por experiencia que a los hombres les cuesta más creer que son amados que creer en sus pobres esfuerzos de los que somos conscientes, y nos agrada constatar, que somos capaces de dar algo a Dios. Pero sabernos amados, precisamente cuando pecamos o nos equivocamos, o nos hayamos en la tibieza, cuando sufrimos, estamos en la oscuridad o nos escandalizamos por las respuestas de Dios en Su Providencia. Es lo más difícil que puede haber.
No pensamos en esto bastante, porque estamos invadidos por la contemplación de nuestras pobres pruebas de amor. ¡Y luego viene el problema del mal!, A través de las apariencias, podríamos creer lo contrario, ya que debemos creer que se os ama con amor. Quién descubre esto, encuentra su lugar en el camino que conduce al amor de Dios, siempre que guarde Su recuerdo bien vivo y enraizado firmemente en su corazón.
En verdad que no se trata de sentimientos que se advierten en ciertos momentos felices de nuestra vida espiritual, cuando el Señor nos permite degustar alegrías interiores, que nos ayudan a descubrir Su amor por nosotros. Se trata de un sentimiento más profundo, de algo más fuerte, capaz de resistir a todas las tentaciones y escándalos. ¡Es la certeza de saberse amados!, y se dan varios grados en esa certeza.

(Continuará)

Orden de Sión+++