Autor: Hno. M.A.R.+
Asemejémenos a Él
En el camino hacia el conocimiento de Cristo, queda por superar todavía una etapa: La de asemejarnos a Él. Si no nos pareciéramos a Él, se nos escaparían muchos aspectos de Su inagotable riqueza. No podemos llegar a conocer verdaderamente a Jesús sin que por encima de todo, nuestra vida y nuestro corazón no hayan sido cambiados por la caridad y el espíritu de las Bienaventuranzas; al mismo tiempo, sigue siendo verdad lo contrario: No podemos vivir plenamente la caridad sin conocer a Cristo.
Es fácil constatar, hasta dónde llega nuestra torpeza cuando se trata de expresar externamente nuestra caridad; aquí nos encontramos sobre todo con la falta de unidad en nosotros mismos, con la división entre el mundo exterior e interior, que afecta al hombre caído por la falta de sus pecados. Solamente la contemplación a la luz del Espíritu, puede asegurar la unidad entre la oración y la donación de sí mismo a los demás, entre nuestro amor a Dios y nuestro amor a los hermanos.
¿Y qué hay de particular en el mandamiento de Cristo sobre el amor?. Lo sabemos: Nos ordenó amar a los demás como Él mismo nos amó, pero, ¿cómo conoceremos el modo en que nos ama Dios?. En las leyes antiguas, se prescribía amar al prójimo, sin la obligación de amar al enemigo, más la nueva Ley, dice que se ame a todos los hombres, incluso a nuestros enemigos. Pero esta extensión del precepto no es suficiente para definir la naturaleza de la caridad Divina.
(continuará)
Orden de Sión+++
