LOS TEMPLARIOS Y EL NÚMERO SAGRADO O DE ORO




Es de suponer, que Hugo de Payns, un noble ya maduro, originario de la Champaña francesa, cuando junto con Saint Omer, asume la fundación de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo en el corazón de Tierra Santa, Jerusalén, no hace más que llevar a la práctica un mandato de la mente más preclara de la Edad Media: Bernardo de Clairvaux, tal vez, en dualidad de Esteban Harding. Se ha dicho de Bernardo, que ha sido el último druida y que todo el santo Conocimiento, derivó de haber bebido tres gotas de leche de una Virgen Negra, tal como queda reflejado en un cuadro del artista Alonso Cano, que se encuentra expuesto en el Museo del Prado de Madrid. Esta tradición, puede ser tomada literalmente o interpretada desde un punto de vista alquímico. En el vocabulario hermético de los alquimistas, la "leche de la Virgen", designa al agua mercurial, base indispensable para la obtención y fabricación de la piedra filosofal.

Así, el famoso alquimista Basile Valentín, dirá: Cuando la piedra está hecha y preparada con verdadera leche de la Virgen, toma una parte de ella y hace puro y excelente oro. Bajo esta nueva óptica, podemos interpretar, que el gran santo había hecho al menos la excelsa preparación interior del alquimista que le había permitido lograr transformar su esencia en el más noble de los metales: El oro, entendiéndose todo ello en un sentido espiritual.

Resulta además curioso, que los Pobres Caballeros del Cristo, reciban como dádiva por su pobreza, el permiso para alojarse en las ruinas de lo que fuera el Templo de Salomón. ¿Es que no había otro lugar en mejores condiciones en el que se pudieran cobijar?, o es que debemos más bien pensar que por algo les fue dado y que el entonces rey Balduino II procedía de esa manera de acuerdo con un plan preestablecido. El hospedaje en el Templo, del que luego derivaría el nombre de Templarios, permite a los nueve caballeros durante nueve largos años, una prolija investigación y búsqueda arqueológica, poniendo al descubierto entre las cosas sabidas, la enorme caballeriza de Salomón, que podía alojar unos 2.000 caballos o 1.500 camellos.

La búsqueda es incesante durante más de tres mil días, el tiempo que permanecen allí en soledad y absoluta posesión de las ruinas del Templo. No se tiene certeza si encontraron el Ara de la Alianza o las Tablas de la Ley, lo que si se puede afirmar, es que otros nueve años después de su parcial regreso a Europa, el abate Suger, entrañable amigo de Bernardo, en 1.337, inicia la reconstrucción de la abadía de Saint Denis, dando origen a un estilo arquitectónico desconocido hasta entonces: El arte gótico, que permitirá la elevación de los techos de las iglesias y Catedrales, y también el adelgazamiento de sus muros.

(continuará)

Orden del Temple+++