MI CAMINO EN LA ORDEN DEL TEMPLE (II)



Autora: Hna. G.H.+

Mi situación con esta Orden, que no menciono su nombre, se vio todavía más estrecha por el momento delicado de salud que estaba viviendo, pero este periodo, que puso mi vida arriba y abajo, siendo literalmente un terremoto, hizo un gran cambio en mi. Fue en este periodo, que escuché esa voz interior en mi. Esa voz que me ayudó más de una vez con sabios y oportunos consejos.
Y renació en mi esa necesidad. Estaba obteniendo conocimiento a una marcha lenta, si, pero me faltaba algo. Esa parte mística: Dios. Y empecé mi búsqueda, que me llevó a la masonería y también a tocar en la puerta de la Orden del Temple+++. El día que me encontré con los masones y después de tres horas de conversación y una fuerte lluvia mientras esperaba el metro, recibí una llamada del Temple. Me sorprendió, ya que había perdido la esperanza de una respuesta, ya que tardaron algún tiempo. El ruido era infernal y quedé en hablar con ellos dos días después.
Fue un flash la G.M.+++, a pesar de que no la conocía de nada y desde el principio, se creó un vínculo entre ella y yo, de parte mía. Con sorpresa reconocí, que la Orden del Temple+++, era mucho más que la historia más o menos conocida que la de los caballeros del medioevo.
Con cada encuentro, este vínculo hacía raíces más profundas y la G.M.+++ me iba enseñando nuevos aspectos de la orden y su enseñanza, a tal grado, que renuncié a la Orden a la que pertenecía y dejé a un lado a la masonería dicho sea con respeto a las mismas.
Sentí en el fondo de mi corazón, que la Orden del Temple+++ era mi camino y que mi vida estaba unida a ella. Intelectualmente, ha abierto y llenado caminos. Las lagunas han sido llenadas a un ritmo, que sigo con alegría. Pero lo más importante, es su Verdad. La Verdad que encierran a Cristo y María, la Madre que he descubierto a través de nuestra querida Orden. Me identifico plenamente con su principio de servicio al Cristo y por el Cristo. Reconozco y acepto totalmente en mi corazón la verdad e importancia de María, nuestra Madre, y me llena de felicidad el haber encontrado a mi familia espiritual en mis hermanos de la Orden.
Ahora, después de haberlos conocido personalmente, ya que nos separa una gran distancia geográfica, entiendo la fuerza de la unión de los corazones, voluntades y mentes. Ahora que lo vivo, lo entiendo cabalmente.
Gracias Maestre+++. GraciasGranMadre+++. Gracias hermanos y hermanas míos.

Non Nobis.