EVANGELIO DÍA 11 DE MARZO



Salió Jesús de Samaria para Galilea. Jesús mismo había hecho esta afirmación: "Un profeta no es estimado en su propia patria". Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta. Fue Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verle y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose. Jesús le dijo: "Como no veáis signos y prodigios, no creéis". El funcionario insistió: "Señor, baja antes de que se muera mi niño". Jesús le contestó: "Anda, tu hijo está curado". El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo estaba curado. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría, y le contestaron: "Hoy a la una lo dejó la fiebre". El padre cayó en la cuenta de que esa era la hora cuando Jesús le había dicho: "Tu hijo está curado". Y él creyó en Él con toda su familia. Este segundo signo, lo hizo Jesús al llegar de Judea a Galilea.
(Juan 4, 43-54)

MEDITACIÓN

Señor, a mi me basta tu palabra y tu amistad para creer firmemente en ti, porque tienes lo mejor para tus amigos y también para tus enemigos. Los milagros, vienen a confirmar la fe cuya semilla me diste y yo quiero cultivar en mi corazón durante toda mi vida.

Orden del Temple, 2.013