EVANGELIO DÍA 8 DE ABRIL



Ellos contaron lo que les había pasado en el camino y cómo reconocieron a Jesús al partir el pan. Todavía estaban hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y los saludó diciendo: “Paz a vosotros”. Ellos, sobresaltados y muy asustados, pensaron que estaban viendo un espíritu. Pero Jesús les dijo: “¿Por qué estáis tan asustados y por qué tenéis esas dudas en el corazón?. Ved mis manos y mis pies ¡soy Yo mismo!. Tocadme y mirad. Un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que Yo tengo”. Al decir esto, les mostró las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la alegría y el asombro que sentían, Jesús les pregunto: “¿Tenéis aquí algo de comer?”. Le dieron un trozo de pescado asado, Él lo tomó y comió en su presencia. Luego dijo: “A esto me refería cuando, aún estando con vosotros, os anuncié que todo lo que está escrito acerca de Mi en la Ley de Moisés, en los libros de los Profetas y en los salmos, tenía que cumplirse”. Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras y les dijo: “Está escrito que el Mesías tenía que morir y que resucitaría el tercer día, y que en Su nombre y comenzando desde Jerusalén, hay que anunciar a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que Él les perdone sus pecados. Vosotros sois testigos de estas cosas”.

(Lucas 24, 35-48)



MEDITACIÓN



La vida espiritual, no es un asunto meramente privado. Además de la responsabilidad de vivir nuestra conversión, hemos siso llamados a dar testimonio ante los demás de la bondad de Dios, que hemos conocido en el corazón de Jesús.




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