EVANGELIO DÍA 11 DE AGOSTO



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Si tu hermano te ofende, habla con él a solas para moverle a reconocer su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a una o dos personas más, porque toda acusación debe basarse en el testimonio de dos o tres testigos. Si tampoco les hace caso a ellos, díselo a la congregación; y si tampoco hace caso a la congregación, considéralo como un pagano o como uno de esos que cobran impuestos para Roma. Os aseguro, que todo lo que atéis en este mundo, también quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en este mundo, también quedará desatado en el cielo. Además os digo, que si dos de vosotros os ponéis de acuerdo aquí en la Tierra para pedir algo en oración, mi Padre que está en el cielo os lo dará. Porque donde se reúnen dos o tres en Mi Nombre, allí estoy Yo en medio de ellos”.

(Mateo 16, 15-20)



MEDITACIÓN



El silencio nunca resuelve nada, solamente lo esconde. La confrontación, por el contrario, no siempre es un ataque. Enfrentarse con el sufrimiento y la injusticia de manera honesta y con profundo amor, es edificar la comunidad humana en aquella justicia que Jesús requiere de nosotros.



© Todos los derechos reservados. Orden del Temple, 2.010