EVANGELIO DÍA 6 DE SEPTIEMBRE




La gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la Palabra de Dios, estándo Él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Rema mar adentro y echa las redes para pescar". Simón contestó: "Maestro, nos hemos pasando la noche bregando y no hemos pescado nada, pero por tu palabra, echaré las redes". Y puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron a ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: "Apártate de mi, Señor, que soy un pecador". Y es que el asombro se había apoderado de él, al ver la redada de peces que habían pescado y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús diojo a Simón: "No temas, desde ahora serás pescador de hombres". Ellos sacaron las barcas a tierra y dejándolo todo, le siguieron.
(Lucas 5, 1-11)

MEDITACIÓN

Señor, como Pedro, yo soy un pecador indigno de estar a tu lado, pero  Tú has venido a salvar a los pecadores y de entre ellos eliges a los que han de ser pescadores de hombres. Sigue junto a mi, para apoder conseguir los frutos espirituales imposibles de lograr lejos de ti.

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