Procura vivir muy unido al Señor, exígete controlar tus pensamientos y sentimientos, no consintiendo los que te pueden hacer daño. Sustitúyelos por pensar en cosas provechosas que te unirán a Dios y te prepararán para la práctica de virtudes.
Non Nobis Domine, Non Nobis, Sed Nomini Tuo da Gloriam