EVANGELIO DÍA 4 DE SEPTIEMBRE



Al salir Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón. La suegra de Simón, estaba con fiebre muy alta y le pidieron que hiciera algo por ella. Él, de pie, a su lado, increpó a la fiebre y se le pasó; ella, levantándose en seguida, se puso a servirles. Al ponerse el Sol, los que tenían enfermos con el mal que fuera se los llevaban, y Él, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando. De muchos de ellos, salían también demonios que gritaban: "¡Tú eres el Hijo de Dios!". Los increpaba y no los dejaba hablar, porque sabían que Él era el Mesías. Al hacerse de día, salió a un lugar solitario. La gente lo andaba buscando; dieron con Él e intentaban retenerlo para que no se les fuese. Pero Él les dijo: "También a los otros pueblos tengo que anunciarles el Reino de Dios, para eso me han enviado". Y predicaba en las sinagogas de Judea.
(Lucas 4, 38-44)

MEDITACIÓN

Señor, tu paso por este mundo fue para hacer siempre el bien, y sigues haciéndolo a favor de enfermos, débiles y pecadores. El ejemplo de la suegra de Pedro, me invita a servirte y trabajar por y para tu Reino.

Orden del Temple+++