EL TESTAMENTO DE RAMÓN LLULL (VIII)



EPÍLOGO

He aquí, ¡Oh hijos de la doctrina!, cómo nuestros escritos, que estaban escondidos hasta el presente bajo parábolas, son descubiertos y son esclarecidos contra el precepto de los filósofos, pero queremos excusarnos de sus reprimendas y reproches por miedo a caer, mediante el permiso Divino en su maldición y execración.

Sin embargo, es por esto que ponemos las palabras de este pequeño tratado bajo la custodia de Dios Todopoderoso, que da toda ciencia y don perfecto a quien quiere, y lo quita a quien le place, a fin de que sean devueltas a la potestad de Su Divinidad y también, que no permita que sean encontradas por impíos y malvados.

Ahora, ¡Oh hijos de la doctrina!, dad gracias a Dios, que por Su Divina ilustración abre y cierra el entendimiento humano. Que el Santo Nombre de Dios sea bendito por los siglos de los siglos. Así sea.

Non Nobis

Orden del Temple+++