LA IGLESIA EN CRISTO (II)



Autora: Soror S.G.++

La Palabra de Dios no dice que en un lugar hay un cuerpo y en otro lugar otro. Tampoco dice que esa denominación es un cuerpo y la siguiente otro.
Dice que sólo hay un Cuerpo de Cristo, formado por todos los miembros que han nacido en el Espíritu Santo.
                                     
Dice la Escritura que “TU ERES EL CUERPO DE CRISTO”; LA IGLESIA.

Tú, eres el Templo de la Fuerza Crística, Tú eres el Cristo, Tú eres Su Iglesía. Esto es un acto íntimo y personal, invisible que se produce cuando tu corazón desea profundamente y cree que Jesús es el Hijo de Dios, el enviado. Al tener Fe, el Espirítu Santo ilumina tu Cristo y despierta, bautizándote en el Amor, manifestando con la boca que Él es el Señor, que quita los pecados del alma mediante el perdón, por Su sangre.

El Espiritu Santo, no es exclusivo de ninguna organización terrestre, ni tampoco el bautismo cristiano.

La Palabra de Dios, no hace distinción de denominación, color, estatus social, lugar de residencia o cualquier otra razón.

Dice que el que confiesa que Jesús es el Señor será salvo, el que cree y practica Su evangelio de Amor.

Desafortunadamente, lo que la Palabra de Dios declara tan claramente parece ser ignorado por una gran parte del Cristianismo, así como demuestra por lo menos la existencia de tantas denominaciones, católicos, protestantes, luteranos, evangelistas, testigos, etc.

Muchos de nosotros, en vez de vernos como miembros del Cuerpo de Cristo, y a todos los demás cristianos como nuestros hermanos y miembros del mismo cuerpo, CERRAMOS NUESTRO CORAZÓN CON LA VANIDAD  y nos vemos como miembros de esta o aquella denominación, la cual también caracterizamos como el cuerpo o la iglesia, afirmando las diferencias vemos a todos los demás cristianos que no pertenecen a nuestra denominación, los vemos como extraños, por no decir enemigos.

¿ Por qué?, me pregunto yo, por qué la vanidad entre Cristianos, cuando el que bautiza el verdadero bautismo es sólo el Espíritu Santo por mandato de Jesús, como lo ha querido Dios. ¿ Por qué seguimos en esta estrechez de miras, que sólo beneficia al adversario?.

Afortunadamente, la Palabra de Dios sí está de acuerdo en este punto. Como vimos, para Dios (TODOS los cristianos), sin distinción de segunda denominación, no son ni extraños ni enemigos uno del otro, incluso si se tienen diferentes puntos de vista en muchas cosas. Mientras que estemos de acuerdo en que Jesús es el Señor y Dios lo levantó de los muertos, todos somos hijos de Dios, hermanos, miembros del mismo cuerpo y de hecho, como en Romanos 12:5 dice, “miembros los unos de los otros”.
Aunque cada miembro tenga su función, todos son importantes para Dios.

Este Cuerpo,  compuesto por TODOS LOS NACIDOS EN EL ESPIRITU, sólo tiene una cabeza que lo gobierna y administra por voluntad del Altísimo y esta es el Cristo, con la Fuerza del Espíritu Santo a sus ordenes.

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