HACE UN AÑO INICIÉ UNA NUEVA FORMA DE VIVIR




Autora: Hna. E.C.+

Era una persona que tenía como premisa que solo aquello científicamente comprobable era real, cierto y por ende valedero; tuve la “suerte” de criarme en una familia atea. Mis conceptos de “bueno y malo” estaban claros… pero para juzgar a los demás; me consideraba una persona moralmente correcta, mis padres y mis abuelos habían hecho de mi una mujer segura, definida y orgullosa. En mi defensa puedo decirles que recuerdo haber creído en Dios y Jesús desde que tenía 6 años gracias a mi abuela materna, Carmen Rosa. Fue ella quien me enseño a persignarme, a encomendarme a Jesús cada mañana y cada noche. Así crecí solo con el conocimiento de que Dios existía solo para mi, no lo comentaba porque no había lógica en ello…

A penas cumplí 35 años, entendí por circunstancias que les contaré en otra ocasión, que debía darle un giro de 180º a mi vida, a mis conceptos, a las enseñanzas, a las comprobaciones y a la lógica; decidí ser feliz.

Ingresé a un grupo que me sacaba de mi estado de desventura y carencias, no sabía quiénes eran, qué buscaban, cuál era el objetivo; solo sabía que estaban ahí y que por primera vez en mi vida me sentía en casa, reconfortada, protegida y acompañada. Esperaba que esas 2 semanas de lapso entre reunión y reunión pasaran rápido necesitaba sentir esa abundancia… Cuando llegaba el día de la reunión dejaba todo por estar esos minutos allí para volverme a llenar de esa Divinidad, pasaron más de seis meses cuando recién me di cuenta que no debía esperar la reunión de cada quince días, yo ya estaba acompañada, protegida, reconfortada, ya tenía una casa, ya pertenecía a un lugar; sí estaba con Jesús y Él me acompañaba cada segundo de mi vida, cada respiro pero ya no como antes alejado, ahora estaba en todos lados sonriéndome, dándome la mano, dándome el aire de cada día.

Hoy, un año después, miró hacia atrás y veo que soy un ser completamente diferente, comprendo que aquello que yo creí único y verdadero estaba equivocado; que tengo una misión, que no hay más verdad que Dios, que tengo tanto por aprender y tanto que dar; que la vida es la oportunidad que nos da Jesús para brindar servicio, para dedicarnos a El, comprendí finalmente que somos Uno en el tiempo y en el espacio… Gracias Círculo Templario, Gracias Grial, Gracias a nuestra Preceptora y gracias a cada uno de ustedes hermanos templarios pasados y presentes por esa luz que viene iluminando mi espíritu, mi alma y mi vida.

N.N.D.

Copyright. Orden de Sión