EVANGELIO DÍA 28 DE MARZO



Tomó el pan en Sus manos y habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se los dio diciendo: “Esto es mi cuerpo, entregado a la muerte a favor vuestro. Haced esto en memoria de mi.” Lo mismo hizo con la copa después de la cena diciendo: “Esta copa es el nuevo pacto confirmado con mi sangre, la cual es derramada a favor vuestro.” Luego salió Jesús al monte de los Olivos. Al llegar al lugar les dijo: “Orad, para que no caigáis en tentación.” Se alejó de ellos y se puso a orar de rodillas diciendo: “Padre, si quieres, líbrame de esta copa amarga, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Todavía estaba hablando, cuando llegó un grupo de gente. Arrestaron a Jesús y lo llevaron ante Pilatos que les dijo: “No ha hecho nada que merezca la pena de muerte. Le voy a castigar y luego lo pondré en libertad”. Pero todos comenzaron a gritar: “¡Crucifícalo, crucifícalo!.” Cuando llegaron al sitio llamado de la Calavera, crucificaron a Jesús y a los dos malhechores. Jesús dijo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. El Sol dejó de brillar y el velo del templo se rasgó por la mitad. Jesús, gritando con fuerza dijo: “Padre, ¡en Tus manos encomiendo mi espíritu!”. Dicho esto, murió. Cuando el centurión vio lo que había sucedido, alabó a Dios diciendo: “¡No hay duda de que este hombre era inocente!”.
(Lucas 22, 14-23, 56)



MEDITACIÓN



El acto cristiano mas importante, es arriesgar la propia seguridad, incluso la vida, a favor de los demás, tal y como lo hizo Jesús el Cristo. Que no se nos olviden sus palabras: “Ve y haz tú lo mismo”.
Comienza esta semana tan importante, dándote a los demás y regálales tu tiempo, interés y servicio a todo el que te necesite y únete así al Señor que se h entregado por ti.



© Todos los derechos reservados. Orden del Temple, 2.010