EVANGELIO DÍA 11 DE AGOSTO



Entonces Pedro fue y preguntó a Jesús: “Señor, ¿cuántas veces he de perdonar a mi hermano si me ofende, hasta siete?”. Jesús le contestó: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso, el Reino de los Cielos se puede comparar a un  rey que quiso hacer cuentas  con sus funcionarios. Había comenzado a hacerlas, cuando le llevaron a uno que le debía muchos millones. El funcionario cató de rodillas delante del rey, rogándole: Señor, ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo. El rey tuvo compasión de él, le perdonó la deuda. Pero al salir, aquel funcionario se encontró con un compañero que le debía una pequeña cantidad. Lo agarró del cuello y lo ahogaba diciendo: ¡Págame lo que me debes!. Esto disgustó mucho a los demás compañeros, que fueron a contar al rey lo sucedido. El rey entonces, le mandó llamar y le dijo: ¡Malvado!, yo te perdoné toda aquella deuda porque me lo rogaste. Pues también tu debiste tener compasión de tu compañero. Tanto se indignó el rey, que ordenó castigarle hasta que pagara toda la deuda”. Jesús añadió: “Esto mismo hará con vosotros Mi Padre celestial, si cada uno no perdona de corazón a su hermano”.
(Mateo 18, 21-19.1)

MEDITACIÓN

Cuando Dios te perdona, restituye en ti la capacidad de amar. Cuando tú perdonas de corazón a quien re ha ofendido, le restituyes su capacidad de amar. El perdón, no borra la memoria histórica de los hechos, pero cancela sus efectos, los deja sin valor y a cambio crea un espacio para “reparar” corazones. Es complicado aprender a perdonar y ser perdonado de manera sana, sin culpas ni deseos de venganza. Pide a Jesús, la gracia de recibir el perdón y ofrecerlo.

© Todos los derechos reservados. Orden del Temple, 2.011