METAMORFOSIS (XI)



Autor: Hno. E.C.+

Nacer de nuevo

Todo lo expuesto puede y debe ser resumido como una especie de “Muerte en Vida” para experiencia la “Resurrección en Vida” y el “Nacer de Nuevo”, que no es algo físico, por más que ocasione una Metamorfosis tan profunda que es, a la vez, interior (espiritual, consciencial) y “exterior” (de los componentes biofísicos y energenéticos de la corporeidad material por medio de la alteración, desdoblamiento, distensión y transmutación del ADN que el ser humano tiene impreso en cada una de sus células). Y tampoco caben en palabras, pues su naturaleza y esencia, al hilo de lo que acaba de exponer, no pueden ser pensadas (soñadas) ni vislumbradas mientras se permanece en el sueño.

         No obstante, Cristo Jesús ofreció algunas pistas importantes al respecto en su charla con Nicodemo (Juan, 3, 3-7):

-En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios.
Le dijo Nicodemo:
-¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?. ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el seno de su madre y nacer?.
Le respondió Jesús:
-En verdad, en verdad te digo: A menos que uno no nazca de Agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios (…) Vosotros tenéis que nacer de nuevo”.

         Lo que hay que poner en relación con los que diría después a la mujer samaritana junto al pozo (Juan 4, 13-14):

Cualquiera que beba de este agua tendrá de nuevo sed, pero el que beba del Agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, porque el Agua que le daré se tornará en él una Fuente de Agua que mana para la Vida eterna”.

         Lo que sí sabemos, por la experiencia de los que lo han vivenciado, es que, tras nacer de nuevo, se notan inicialmente sensaciones de vértigo y vacío. La razón es muy sencilla: tras Despertar, los parámetros, las pautas y el “sistema de creencias” que se han tenido durante el sueño –y que han llevado al Despertar- dejan de ser válidas y requieren de un nuevo formato porque ahora se experiencia una realidad que es “Real”, no ficticia como la que se percibió durante la ensoñación.

         Pero no hay que inquietarse, sino alegrarse, pues, con confianza en la Providencia, esas sensaciones pronto quedan atrás y, en su lugar, surge algo espléndido: constatar que vivir lo “Real” impulsa irrefrenablemente a vivir en el Aquí y Ahora. Esto, que en el sueño costaba tanto esfuerzo, es la vivencia natural en lo “Real”. Y esta vivencia hace explosionar el Amor que Somos y Todo Es, ya que el Aquí y Ahora se manifiesta como el espacio donde fluye el Amor y en el que el Amor acaricia y abraza cuanto existe, incluido a uno mismo, si bien este concepto y noción empieza rápidamente a diluirse.

         Y para segur avanzando en lo que Nacer de Nuevo representa y supone hay que volcarse en el Corazón. Hay que desplegar en el interior la Bandera Blanca de la Rendición (la Aceptación absoluta de cuanto es y tal como es), centrarse en el Silencio Mental e Interior, abandonar para siempre las disquisiciones y diatribas intelectuales y conceptuales y Vivir y Escuchar desde el Corazón: “Quien tenga oídos para oír, que oiga” (Marcos, 4, 23).

(continuará)

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