EVANGELIO DÍA 14 DE FEBRERO



Después de esto escogió también el Señor a otros setenta y dos y los mandó delante de Él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares donde tenía que ir. Les dijo: “Ciertamente, la mies es mucha pero los obreros son pocos. Por eso, pedidle al Dueño de la mies que mande obreros a recogerla. Andad y ved que  os envío en medio de lobos. No llevéis bolsa ni monedero ni sandalias, y no os detengáis a saludar a nadie en el camino. Cuando entréis en una casa, decid: “Paz a esta casa”. Si en ella hay gente de paz, vuestro deseo de paz se cumplirá. Y quedaos en la misma casa comiendo y bebiendo lo que tengan, pues el obrero tiene derecho a su salario. No andéis de casa en casa. Al llegar a un pueblo donde os reciban bien, comed lo que os ofrezcan y sanad a los enfermos del lugar y decidles: “El Reino de Dios está cerca de vosotros”.
(Lucas 10, 1-9)


MEDITACIÓN

La verdad es que hay que pedir al dueño de la mies que mande obreros, pero no sólo con la boca. La oración eficaz, debe ir acompañada de una vida coherente. Por eso, pregúntate que clase de obrero eres, para que tu oración sea sincera y toque el corazón de Dios.  Necesitamos no sólo cantidad, sino calidad, es decir, obreros que no se entretengan por el camino  de la vida profana, y que no alejen el Reino de Dios con su actitud, sino que lo hagan cercano y asequible a todos.

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