EVANGELIO DÍA 30 DE AGOSTO



Llegó Jesús a Cafarnaún, un pueblo de Galilea y los sábados enseñaba a la gente y se admiraban de cómo les enseñaba, porque hablaba con plena autoridad. En la Sinagoga, había un hombre que tenía un demonio o espíritu impuro que gritaba con fuerza: “¡Déjanos!. ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús de Nazaret?. ¿has venido a destruirnos?. Yo te conozco, eres el santo de Dios”. Jesús respondió a aquel demonio diciéndole: “¡Cállate y deja a ese hombre!”. Entonces el demonio arrojó al hombre al suelo delante de todos y salió de él sin hacerle ningún daño. Todos se asustaron y se decían unos a otros: “¿Qué palabras son ésas?.¡Este hombre da órdenes con plena autoridad y poder a los espíritus impuros y los hace salir!”. La fama de Jesús se extendió por todos los lugares de la región.
(Lucas 4, 32-37)

MEDITACIÓN

Cuanto nos asombra y nos cuesta aceptar la parte de nosotros que te rechaza, Señor. Hay áreas de nuestro corazón que no han sido sanadas por ti y se mueven con fuerza y nos apartan de tu santidad. Haz callar Señor, las voces que nos turban y confunden y seremos criaturas nuevas para Ti, Señor.

©   Todos los derechos reservados. Orden del Temple, 2.011