EVANGELIO DÍA 21 DE ENERO








En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago y lo siguió una muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacía, aducía mucha gente de Judea, de Jerusalén y de Idumea, de la Transjordania, de las cercanías de Tiro y Sidón. Encargó a sus discípulos que le tuvieses preparada una lancha, no lo fuera a estrujar el gentío. Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo. Cuando lo veían, hasta los espíritus inmundos se postraban ante Él gritando: “Tú eres el Hijo de Dios”. Pero Él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.
(Marcos 3, 7-18)

MEDITACIÓN

Señor, Tú eres el Dios de la misericordia, la fuente de la bondad, sumo bien. No permitas que mi pequeño ego guíe mi vida. Frente al aplauso y la vanidad del mundo, concédeme el don de la humildad y en mis momentos de adversidad, concédeme el consuelo de Tu presencia en mi vida.

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