EVANGELIO DÍA 1 DE JUNIO




Después que la muchedumbre lo hubo aclamado, entró Jesús en Jerusalén, derecho hasta el Templo, lo estuvo observando todo y como era ya tarde, se marchó a Betania con los Doce.  Al día siguiente, cuando salió de Betania, sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo: "Nunca jamás coma nadie de ti". Los discípulos le oyeron. Llegaron a Jerusalén, entró en el Templo y se puso a echar a los que traficaban allí, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el Templo. Y los instruía diciendo: " ¿No está escrito: Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos?. Vosotros en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos". Se enteraron los Sumos Sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de Su doctrina, buscaban una manera de acabar con Él. Cuando atardeció, salieron de la ciudad. A la mañana siguiente, al pasar, vieron a la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y le dijo a Jesús: "Maestro, mira la higauera que maldejiste y se ha secado". Jesús contestó: "Tened fe en Dios, Os aseguro que si uno dice a este monte: Quítate de ahí y tírate al mar, no condudas, sino con fe en que sucederá lo que dice, lo ibtendrá. Por eso os digo: Cualquier cosa wue pidáis en la oración, creed que os la han concedido y la obtendréis. Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del Cielo os perdone vuestras culpas".
(Marcos 11, 11-26)

MEDITACIÓN

Hoy nos enseñas varias cosas, Señor. En primer lugar, la santidad del Templo y de Tu presencia, y que yo también soy Tu Templo, por lo que debo ser consciente de ello y buscar su pureza. También, la fuerza de Tu Palabra que puede secar a una higuera, por lo que entiendo que si dejo mi vida vacía y no doy fruto, también me secaré. Por último, el pode de la oración hecha con fe, capaz de trasladar montañas. Te pido, Señor, que aumentes mi fe, y ser siempre consciente que soy un Templo de Dios vivo y que debo dar frutos de vida eterna.

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