EL SENDERO DEL ASPIRANTE (III)




LA VOLUNTAD

El aspirante debe respetar las reglas de la técnica el periodo necesario para descubrir en sí mismo el desarrollo de cualidades precisas. Ha demostrado tener iniciativa y tras ella siempre está el desarrollo de la voluntad. Ya entonces, empieza a ser consciente de su tarea y empieza a trabajar en la evolución.

En este ciclo de progresión, lo más importante ha sido el despertar de la voluntad, que es la clave para el progreso posterior. Todas las facultades del individuo están relacionadas con ella. La Sabiduría, la Compasión y el Conocimiento perderían su nombre, sin la energía irresistible de la Voluntad. El aspirante debe saber, que será reconocido y apresado en el análisis final en función de su voluntad, ya que cuando llegue al grado de Discípulo, deberá tener capacidad de concentración y voluntad.

El efecto del magnetismo de la voluntad, que se imprime tanto al sabio como al inculto, no es difícil de comprender, pero como dice un Maestro “el que adquiere el Conocimiento por intuición, roza con las manos sus diversas formas con extremada rapidez, por un esfuerzo violento de voluntad”. No se debe llamar Discípulo a una persona con voluntad débil; ¿por qué los Maestros hacen tanto hincapié en el desarrollo óptimo de la voluntad?. Porque es la piedra angular de la estructura del entrenamiento técnico que inculcan a sus neófitos y uno se da cuenta de su importancia y de cultivarla en un nivel superior, cuando se empieza a trabajar en su ser interno y debe ser llevada de tal manera, que nada ni nadie pueda sofocar o entorpecer.

Al someterse a las técnicas y pruebas adecuadas, hace que nazca en el neófito la consciencia, una tendencia a dirigirse a sí mismo e imponer su voluntad a todas sus actividades. No cometerá el error de pensar que crea así la voluntad, sino que por una firme intención en el estudio de la meditación, organiza sus facultades, coordina actividades y así permite que se exprese la energía de lo cósmico que reside en el alma. Al organizar la personalidad externa, favorece la liberación de la Divinidad interna, creadora de toda manifestación. De los orígenes más extraños y ocultos, hacen que aparezcan en sus manos los signos secretos del poder y la sabiduría.

LAS EXIGENCIAS DEL DISCIPULADO

Hasta ahora, se han esbozado etapas del noviciado, que consta de un tiempo de estudio y preparación, largo y duro, en que debe comprenderse la técnica y aplicarlo en todos los momentos de la vida diaria. Cuando esto se alcanza y ya vemos signos evidentes sin lugar a errores, se tiene la certeza interior de que se ha atravesado el umbral del estado de Discípulo. El Maestro, quizás desconocido por el Discípulo y sin que él lo sepa, le facilitará los medios para desarrollar su conocimiento y progresar. La diferencia entre un hombre de Luz y Conocimiento y otro que no lo es, son su características de trabajadores, pacientes y capaces de analizar; se sacrifican hasta el final por la meta que han elegido, críticos severos con ellos mismos y su trabajo e inquebrantable ante la crítica. Para los demás, son benevolentes, considerados y flexibles, pero para ellos son todo lo contrario, porque son personas que se entregan en cuerpo y alma a una gran idea y viven para servirla. Por eso las reglas del ocultismo solo tiene significado para el Discípulo y para los que captan el Conocimiento, con su sentido místico y verdadero.

El estado del Discípulo, le llevará a aguas profundas y que al verlas por primera vez, muchos se detienen por miedo, a veces les resulta difícil pasar al otro lado. Así que hay que poner a prueba su sangre fría, antes de que abandone el medio que conoce bien, ya que no hay posibilidad de volver, cuando se ha traspasado el límite. Entonces el aspirante, dejará bastantes cosas a las que se ha aferrado en su vida. El sendero del neófito y el Discípulo casi se fusionan, aunque son muy distintos en disciplina y objetivos. El neófito va de manera cómoda, pero el Discípulo va por el sendero del rigor, ha elegido una vocación y lo que alcance dependerá de él mismo.

Lo profundo llama a lo profundo en toda la vida y el Discípulo debe tener profundidad y encontrarla en los demás. Debe prepararse para ello, manteniendo una dura lucha y prolongarla en los planos astral y mental, grabando en su alma las pruebas que ha analizado con el contacto y las reacciones de su ser interno.

Hay personas que adquieren el Conocimiento y se convierten en los Discípulos más completos. Aquí nos encontramos con seres cuya mente y emotividad están muy desarrollados, siendo vehículos ricos y vibrantes. Han realizado su trabajo y siguen inspirándolos con fuerza; brillan con la luz del genio. Se ha reconocido su alma, se ha vuelto a sentir su fuego, la llamada Divina ha descendido al plano mental. Su tarea suprema ha consistido en transmutar lo que ha alcanzado la madurez, magnífica en el plano de la mente y aquí todo es poder, fuerza, facultad madura, cuyos límites han sido alcanzados y debe dejar su forma a la iluminación espiritual.

Ahora llegaremos a la aceptación por el Maestro de un pequeño número de neófitos, con vistas a un trabajo más íntimo. Pero antes, comprueba si el candidato tiene la madurez y fuerza suficientes, sensibilidad, experiencia y comprensión de los distintos planos y al tiempo sobre la carne y el mundo de las formas. Todo este bagaje, debe estar presente en el hombre interior, antes de que un Maestro pueda decidir su utilización y el aspirante debe comprenderlo cuando llegue el momento de aceptar una responsabilidad para llevar a cabo la obra que corresponde al Discípulo probado y aceptado.

En un segundo estadio, el aspirante será atraído como un imán hacia lo alto y a la vez se producirán crisis en su experiencia personal, que le harán más fuerte para su progresión posterior o lo lanzarán de nuevo al mundo, para que adquiera la fuerza necesaria, pues será precisa para dar testimonio de sus actos en el mundo de los hombres.


(continuará)


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