PINCELADAS EN LA VIDA ALEGÓRICA DE JESÚS (III)




Al llegar a este punto hay una extraña laguna en el relato. No volvemos a oír nada más sobre el joven Cristo hasta que él llega a la edad de doce años, cuando va al templo y confunde a los rabinos en lógica argumentación delante del pueblo. En la vida real, la posibilidad de que unos sacerdotes se sometieran a un debate público con un joven de doce años, sería mínima.

Pero esotéricamente se muestra que el peregrino espiritual ha logrado cierto progreso definido. El número 12 significa místicamente que se ha completado esta fase. Luego de demostrar ante los Rabinos la madurez de sus poderes mentales y sus facultades razonadoras aplicadas al estudio de cuestiones espirituales, el aspirante continúa buscando creciente sabiduría y poder espiritual.

Nuevamente se presenta un intervalo como de 18 años, hasta que como hombre de cerca de 30, el Espíritu Crístico ha alcanzado otro nivel. Este número 30 indica madurez de un tipo más alto aún.

Tres es el número de la manifestación en actividad, y 10 es el de la perfección o plenitud. Como índice de crecimiento, el 12 se refiere a triunfos menores, y el 30 a triunfos espirituales.

Los judíos de esa época, no permitían a sus jóvenes enterarse de ciertas porciones de sus libros sagrados, hasta que alcanzaban esa edad. Cerca de los “treinta años”, pues, el candidato entra a otra etapa crítica. Pero antes requiere una preparación consistente en “cuarenta días” de meditación solitaria “en el desierto”, durante la cual debe soportar una serie de tentaciones del “Demonio”.

No es posible que al Hijo monógeno de Dios, puedan tentarlo las supuestas ofertas que el Demonio hizo a Jesús, sobre cosas del mundo. Aunque sí, continúan siendo una constante fuente de tentación para el hombre, en cuya alma no “está todavía plenamente establecido el Espíritu Crístico.

La razón mística para usar aquí el número 40, podemos barruntarla observando su empleo en otros puntos de la Biblia. Se dice que muchos reyes judíos reinaron por 40 años; que Samuel gobernó a Israel por 40 años; que Isaías tenía esa edad cuando se casó con Rebeca, y Esaú también cuando se caso con Judith, y lo mismo Josué cuando fue enviado por Moisés a espiar la tierra. Ezra se retiró al desierto por 40 días durante los cuales escribió los libros de Moisés. Los hijos de Israel vagaron por el desierto 40 años. Es obvio, pues, que el número 40 indica un periodo de ascenso o realización en otro sentido que el de los números 12 y 30. Podemos ver que en las referencias bíblicas a actos y asuntos humanos, se usa el 10 multiplicado no por el 3 Divino sino por el 4 humano. Una vez que el candidato sale victorioso de las pruebas en el desierto, su siguiente tarea es simbolizada en el Nuevo Testamento como la de reunir discípulos.


(continuará)


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