LA RUTA DE SANTIAGO EN ESPAÑA (III)



La ruta continúa hacia León, donde se encontraba la Hospedería de San Marcos, (hoy reconstruida como un Parador Nacional), siendo visita imprescindible la Colegiata de San Isidoro, cuya cripta como lugar de descanso para la realeza, pintada con unos maravillosos frescos es algo extraordinario, así como su inigualable Catedral. La colegiata que sufrió grandes desperfectos a causa de Almanzor, fue reconstruida por Fernando I y Doña Sancha, con un purísimo arte románico, donde colocaron una urna de plata con el cuerpo de San Isidoro, que había rescatado el rey Fernando I en Sevilla.

La Catedral primitiva de León, fue edificada a expensas del rey Ordoño II, que cedió su palacio real y varios terrenos aledaños para construirla, en acción de gracias por las victorias obtenidas sobre los musulmanes. Esta Catedral románica, fue el asiento de la posterior de estilo gótico, que empezó a construirse durante el reinado de Alfonso IX a últimos del siglo XII.

Desde León, los peregrinos continúan hasta Astorga y Ponferrada, y en esa ruta encontraba varios hospitales como los de San Juan de Irago y Santa María de Foncebadón, y una enorme cantidad de templos y ermitas románicos, que lamentablemente hoy día, han desaparecido muchos de ellos. En el templo de Santiago de Villafranca del Bierzo, conseguían las mismas indulgencias que en Santiago, en el caso de que por enfermedad no pudiesen terminar allí su peregrinación.

El panorama comienza ya a cambiar y se ven campos llenos de verdor propios de Galicia, y se encuentran en los caminos los típicos cruceros tallados en piedra. La ruta atravesaba Portomarin, pueblo trasladado de lugar hoy día, habiéndose desmontado piedra a piedra y vueltas a colocar, para la construcción de un pantano. Allí atravesaban el río Miño y llegaban a su iglesia, en esta última importante etapa antes de llegar a Compostela.

Sólo a unas dos horas de camino para llegar a Santiago, los peregrinos hacían una parada en las riberas de un pequeño río para lavarse antes de llegar y no presentar un aspecto tan sucio y polvoriento. A dicho río se le llamó Lavacolla, que venía de lavar la colla o gordal y parte de la vestimenta. De lejos, ya se ven las cúpulas de Compostela, pero aún quedaba una parte del camino lleno de malas gentes dispuestos a asaltar; vendedores de recuerdos y falsas reliquias, y que a pesar de haber sido advertido por los buenos monjes, más de una vez caían en sus artimañas y redes.

(continuará)
 
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