Autor: Sion de Bouillon
El triángulo del fuego contiene tres colores: Rojo, amarillo y azul. El rojo corresponde a Aries, el amarillo a Leo, y el azul a Sagitario. Estas correspondencias están de acuerdo con la naturaleza de los signos y de los planetas que en ellos tienen su domicilio. Aries es el domicilio de Marte, el planeta rojo, activo, enérgico, combativo, Leo es el domicilio del Sol. Sagitario es el domicilio de Júpiter, el planeta de la religión, de la alta espiritualidad.
El triángulo del agua contiene los signos de Cáncer, de Escorpio y de Piscis. A Cáncer está ligado el Naranja, a Escorpio el Verde, y a Piscis el violeta. Escorpio es la otra casa de Marte casa de la independencia, de la agresividad y del orgullo, Piscis es la casa de Neptuno, casa mística, en la frontera de los dos mundos.
"Si un hombre no nace del agua y del espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios", dijo Jesús. El agua corresponde al corazón, al principio femenino, pasivo. El fuego corresponde al espíritu, a la sabiduría, al principio masculino, activo.
Debemos, pues, nacer de estos dos principios, amor y sabiduría, para poder entrar en el Reino de Dios. Estos dos principios, el amor y la sabiduría, dan nacimiento a la Verdad. La Verdad, es el agua y el fuego, el amor y la sabiduría, el padre y la madre. Por eso, el hombre está, por naturaleza, relacionado con la sabiduría y la mujer con el amor.
Cuando nuestro intelecto sea como el Sol y nuestro corazón como el agua de manantial que fluye, entonces naceremos por segunda vez. El segundo nacimiento se corresponde al momento en que la conciencia se transforma en superconciencia, en que el ser se ilumina. Si uno está lleno de virtudes, si vive según las leyes del amor, de la sabiduría, de la pureza, eso basta para nacer de nuevo, para entrar en la nueva vida. Porque esta nueva vida no comprende únicamente conocimientos teóricos, sino que es un estado de conciencia, un conjunto de pensamientos, de sentimientos y de actos que uno debe vivir para el bien de los demás y para el suyo propio.
Jesús dijo: " Pedid y se os dará,
Buscad y hallareis,
Llamad y se os abrirá ".
Estás palabras sólo se explican por el conocimiento de esta trinidad formada por el intelecto, el corazón y la voluntad, que se encuentra en el hombre. Pedir, pero ¿Quién pide en nosotros?....Y ¿quién busca?....¿Quién llama?....El que pide es el corazón, el que busca es el intelecto, la que llama es la voluntad. El corazón pide, pero no pide ni la ciencia, ni la luz, ni la sabiduría; reclama el calor, la ternura, el amor. Y el intelecto, no pide, busca; pero no busca ni el calor ni el amor, ya que con el calor el intelecto no funciona bien, se duerme; busca métodos, busca la luz. Y la voluntad llama, está prisionera y quiere espacio y libertad para crear. Aquí tenéis otra aplicación del símbolo del triángulo.
(continuará)
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