EVANGELIO DÍA 25 DE FEBRERO



Salió Jesús de Cafarnaún y se fue a la región de Judea y a la tierra que está al oriente del Jordán. Allí volvió a reunírsele la gente y él comenzó de nuevo a enseñar como tenía por costumbre. Algunos fariseos se acercaron a Jesús y para tenderle una trampa le preguntaron si al esposo le está permitido separarse de su esposa. Él les contestó: “¿Qué os mandó Moisés?”. Dijeron: “Moisés permitió despedir a la esposa entregándole un certificado de separación”. Entonces Jesús les dijo: “Moisés os dio ese mandato por lo tercos que sois. Pero en el principio de la creación, Dios los creó hombre y mujer. Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su esposa y los dos serán una misma persona. Así que ya no son dos, sino uno solo. De modo que el hombre no debe separar lo que Dios ha unido”. Cuando ya estaban en casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre ese asunto. Jesús les dijo: “El que se separa de su esposa y se casa con otra, comete adulterio contra la primera, y si la mujer deja a su esposo y se casa con otro, también comete adulterio”.
(Marcos 10, 1-12)

MEDITACIÓN

Dios es Amor, y cuando Él une es para siempre. Tu corazón pide ser amado así, no ser desplazado o despedido por cualquier motivo. Cuando amas de verdad, quieres que sea una unión eterna.

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