EVANGELIO DÍA 30 DE ENERO



Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago, en la región de los gerasenos. Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio dode vivía entre los sepulcros, un hombre poseído de un espíritu inmundo, ni con cadena nadie podía ya sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos y nadie tenía fuerza para domarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritándo e hiriéndose con piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante Él y le gritó a voz en cuello: "¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo?. Por Dios te lo pido, no me atormentes". Porque Jesús le estaba diciendo: "Espíritu inmundo, sal de ese hombre". Jesús le preguntó: "¿Cómo te llamas?". Él respondió: "Me llamo Legión, porque somos muchos". Y le rogaba con insistencia que no le expulsara de aquella comarca. Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte. Los espíritus le rogaron: "Déjanos ir y meternos en los cerdos". Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos, y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo y se ahogó en el lago. Los porqueros echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en los cortijos. Ellos le rogaban que se marchase de su país. El endemoniado se  marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él, todos se admiraban.
(Marcos 5, 14. 17-20)

MEDITACIÓN

Señor, preferir los cerdos a tu compañía es de necios. Yo quiero que Tú seas lo primero y único en mi vida.

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