EVANGELIO DÍA 5 DE DICIEMBRE



Un día estaba Jesús enseñando y se habían sentado por allí algunos fariseos y maestros de la Ley y venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. El poder de Dios se manifestaba en Jesús cuando curaba a los enfermos. En esto, llegaron  unos hombres que llevaban en una camilla a un paralítico. Querían meterlo en la casa y ponerlo delante de Jesús, pero no encontraban por donde entrar porque había mucha gente, así que lo subieron al techo y haciendo un hueco entre las tejas bajaron al enfermo en la camilla, allí en medio de todos, delante de Jesús. Cuando Jesús vio la fe que tenían, le dijo al enfermo: “Amigo, tus pecados quedan perdonados”. Entonces los maestros de la Ley y los fariseos, comenzaron a pensar: “¿Quién es éste que se atreve a decir palabras ofensivas contra Dios?. Tan sólo Dios puede perdonar los pecados”. Pero Jesús, dándose cuenta de lo que estaban pensando, les preguntó: “¿Por qué pensáis así?. Qué es más fácil decir: Tus pecados quedan perdonados o decir levántate y anda. Pues voy a demostraros que el Hijo del Hombre tiene poder en la Tierra para perdonar los pecados”. Entonces dijo al paralítico: “A ti te digo, levántate, toma la camilla y vete a tu casa”. Al momento, el paralítico se levantó delante de todos, tomó la camilla en que estaba acostado y se fue a su casa, alabando a Dios. Todos se quedaron asombrados y alabaron a Dios y llenos de miedo dijeron: “Hoy hemos visto cosas maravillosas”,
(Lucas 5, 17-26)

MEDITACIÓN

Pecado, enfermedad, mal, parálisis...¿quién puede con esto?. ¿Acaso una simple persona como yo, como nosotros?. ¿Qué es lo que molesta en verdad, que Dios sea tan humano?. ¡Que maravilla verte, Jesús, mezclado en el dolor de vivir en este mundo imperfecto e injusto, y Tu insistencia en demostrarnos que de Ti sólo vienen el amor y la bondad.

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