EVANGELIO DÍA 4 DE JULIO



Mientras Jesús les estaba hablando, llegó un jefe de los judíos, se arrodilló ante Él y le dijo: “Mi hija acaba de morir, pero si Tu vienes y pones Tu mano sobre ella, volverá a la vida”. Jesús se levantó y acompañado por sus discípulos se fue en él. Entonces una mujer, que hacía doce años que estaba enferma con hemorragias, se acercó a Jesús por detrás y tocó el borde de Su capa. Porque pensaba: “Con solo tocar Su capa quedaré sana”. Pero Jesús volviéndose, vio a la mujer y dijo: “Ánimo hija, por tu fe  has quedado sanada”. Y desde aquel momento quedó sana. Cuando Jesús llegó a casa del jefe de los judíos y vio a los músicos que estaban preparados para el entierro y a la gente que lloraba a gritos, les dijo: “Salid de aquí, la muchacha no está muerta, sino dormida”. La gente se burlaba de Jesús, pero Él los hizo salir, luego entró, tomó la mano a la muchacha y ella se levantó. Y por toda aquella región corrió la noticia de lo sucedido.
(Mateo 9, 18-26)

MEDITACIÓN

Existen en el corazón humano, virtudes, actitudes o pequeños brotes de vida, que quedan olvidados y que despiertan al contacto de una mano, una música, una historia. También el corazón puede perder una cantidad enorme de energía inútilmente, sin que eso produzca nada bueno. Para el corazón dormido, para el corazón que se pierde, Jesús tiende Su mano y toda Su fuerza y poder.

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