EL SERMÓN DE LA MONTAÑA. OTRA REFLEXIÓN (V)



“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”.

La misericordia de Dios, corresponde a la mansedumbre y a la bondad de Dios, y es para todas las almas el portal al perfeccionamiento de la vida. Los hombres que a través del Cristo, que vive en el Dios Padre-Madre, hayan desarrollado en sus almas las siete fuerzas básicas de la vida, desde la Ley del Orden hasta la Misericordia, entrarán de nuevo, como seres espirituales puros, a través del portal de la Misericordia en el amor desinteresado, en el Reino de Dios, en los Cielos, y vivirán en paz. El portal al eterno Ser, es la séptima fuerza básica, la Misericordia, llamada en el Espíritu de Dios, bondad y mansedumbre. Todos los hombres que practiquen la Misericordia, también alcanzarán Misericordia y ayudarán a aquellos que se encuentren en el camino a la Misericordia.

Comprended: El camino al corazón de Dios, es el camino personal de cada cual, en comunidad con los que son afines a Él, pues Dios es Unidad, y Unidad en Dios es comunidad en y con Dios y con el prójimo. Quien haya dado los primeros pasos en el camino al perfeccionamiento, cumplirá el mandato de la Unidad: Uno para todos, Cristo, y todos para uno, Cristo.

El Sermón de la Montaña es, tal como ha sido manifestado, el camino evolutivo hacia la vida interna. Todos aquellos que hayan avanzado en este camino de desarrollo al corazón de Dios, ayudarán a su vez a los que están al comienzo del camino. En y por encima de todos, brilla el Cristo, que Yo Soy.

(continuará)

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