EVANGELIO DÍA 16 DE JULIO



En aquel tiempo, los fariseos, al salir, comenzaron a hacer planes para matar a Jesús. Jesús, al saberlo, se marchó de allí, mucha gente le seguía y Él sanaba a todos los enfermos, pero les ordenaba que no hablaran de Él públicamente. Esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el profeta Isaías: “Este es mi siervo, a quien he escogido, mi amado, en quien me deleito. Pondré sobre Él Mi Espíritu y proclamará justicia a todas las naciones. No disputará ni gritará, nadie oirá Su voz en las calles. No romperá la caña quebrada ni apagará el pábilo que humea, hasta que haga triunfar la justicia. Y las naciones pondrán en Él su esperanza”.
(Mateo 12, 14-21)

MEDITACIÓN

El reclamo de la gente que le sigue y los pobres, es más fuerte en Jesús que el hecho de saber que quieren matarle, ya que la fuerza del amor del Padre, la compasión y la misericordia, hacen que se olvide de sí mismo y brille ante Él el dolor de la injusticia y la necesidad de recibir amor por parte de todos.

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