ACTITUD CLAVE PARA UN TEMPLARIO: COMPROMETERSE (VII)



El riesgo que asumimos en la oscuridad parcial de nuestras elecciones, nos coloca en un estado de desposesión, de inseguridad y de osadía, que es el panorama de las grandes acciones. Una vez experimentada esta estructura trágica de la acción, ya no es posible seguir confundiendo compromiso y aislamiento. Los fanáticos le reprochan al ser vacilante, porque se niega a divinizar lo relativo y honra la vigilancia. Los políticos le reprochan ser intratable porque no olvida sus referencias absolutas. La valentía, es aceptar esta posición incómoda y no renunciar a ella por las blandas praderas del idealismo y la dialéctica.


La estructura trágica de la acción, nos invita a una renuncia dolorosa: Dejemos de transitar por los caminos de las fáciles disyuntivas, la cual excluye unas dimensiones de lo real, mientras que magnifica otras, pasando por alto cualquier intento de concialiación con la realidad personal y social.


En nuestros días se reclama la necesidad de retornar a una militancia ya perdida, y que ha encontrado en el voluntariado a su último enemigo, ya que éste habría echado agua al vino del compromiso, propiciando mediocridades comparsas del sistema. En términos militantes, habría que seguir afirmando , que la lucha continúa y la hora de la liberación se acerca, pero aún no ha llegado.

El compromiso solidario no está reñido con el cuidado ni la ternura, ni vive el “tiempo perdido” como tiempo que necesariamente cae por la borda de los ideales. Necesitamos incorporar más sentido común a nuestras prácticas, mayor conciencia de cuál es nuestro tamaño y nuestra medida, para no querer ser más que nadie y no obligar a nadie, a que sea lo que nunca podrá ni deberá ser.

(continuará)
 
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