EVANGELIO DÍA 13 DE MARZO



En aquel tiempo, el Espíritu llevó a Jesús al desierto para que el diablo le pusiera a prueba. Pasó cuarenta días y cuarenta noches sin comer y después sintió hambre. Se acercó el diablo a Jesús para ponerlo a prueba y le dijo: “Si de veras eres el Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en panes”. Pero Jesús le contestó: “La Escritura dice: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que salga de labios de Dios”. Luego el diablo, lo llevó a la ciudad santa de Jerusalén, lo subió al alero del templo y le dijo: “Si de veras eres Hijo de Dios, échate abajo, porque la Escritura dice: Dios mandará a sus ángeles que te cuiden. Te levantarán con sus manos para que no tropieces con ninguna piedra”. Jesús le contestó: “También dice la Escritura: No pongas en prueba al Señor tu Dios”. Finalmente, el diablo le llevó a un monte muy alto y mostrándole todos los países del mundo y su grandeza le dijo: Yo te daré todo esto si te arrodillas y me adoras”. Jesús le contestó: “Vete Satanás, porque la Escritura Dice: Adorarás al Señor tu Dios y sírvele sólo a Él”. Entonces el diablo se apartó y unos ángeles acudieron a servirle.
(Mateo 4, 1-11)

MEDITACIÓN

Cote te ocurrió a ti, Jesús, se presentan ante mi multitud de opciones que pueden alejarme de mi más profunda identidad, de mi ser cristiano. A veces carezco de argumentos para discutir o no tengo voluntad para resistir. No me acostumbro a pensar que Tú fuiste libre para elegir, que tenías voluntad propia, y que hasta el final de Tu vida, hiciste la voluntad del Padre con amor y sumisión de Hijo. Señor, ¡no me abandones!, porque sólo Tú puedes guiarme en mi desierto.

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