EVANGELIO DÍA 30 DE AGOSTO



Jesús fue a Nazaret, donde se había criado. Un sábado entró en la Sinagoga y se puso en pie para leer las Escrituras. Le dieron a leer el libro del Profeta Isaías y al abrirlo, encintró el lugar donde estaba escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mi, porque me ha consagrado para llevar la buena noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar la libertad a los presos y dar vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos, a anunciar el año favorable del Señor”. Luego Jesús cerró el libro y se sentó. Todos los presentes, le miraban atentamente. Él comenzó a hablar diciendo: “Hoy mismo, se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”. Todos hablaban bien de Jesús y estaban admirados de la belleza de sus palabras. Se preguntaban: “¿No es éste el hijo de José?”. Jesús les respondió: “Seguramente me aplicaréis el refrán de “médico, cúrate a ti mismo” y me diréis “lo que hiciste en Cafarnaún hazlo también aquí”. Y siguió diciendo: “Os aseguro que ningún Profeta es bien recibido en su propia tierra”. Al oír esto, todos los que estaban allí se llenaron de ira.

(Lucas 4, 16-30)



MEDITACIÓN



Cuando Menospreciamos los dones de los demás, por envidia o estrechez mental, en realidad nos estamos privando de dones enviados por Dios, para nuestro propio provecho y crecimiento.



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