EVAGELIO DÍA 30 DE JUNIO



En aquel tiempo, Jesús subió a una barca, pasó al otro lado del lago y llegó a Su propio pueblo. Allí le llevaron a un paralítico en una camilla y al ver Jesús la fe de aquella gente, dijo al enfermo: “Ánimo hijo, tus pecados quedan perdonados”. Algunos maestros de la Ley pensaron: “Lo que dice éste es una ofensa contra Dios”. Pero como Jesús sabía lo que estaban pensando, les preguntó: “¿Por qué tenéis tan malos pensamientos?. ¿Qué es más fácil decir: Tus pecados quedan perdonados o decir Levántate y anda?. Pues voy a demostraros que el Hijo del Hombre tiene poder en la Tierra para perdonar pecados”. Entonces le dijo al paralítico: “Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. El paralítico se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la gente tuvo miedo y alabó a Dios por dar tal poder a los hombres.
(Mateo 9, 1-8)

MEDITACIÓN

Algunas veces, el dolor o el sufrimiento paralizan nuestro cuerpo, e incluso, nuestra alma. Entonces, los verdaderos hermanos en la gracia caminan por nosotros, cargan nuestro dolor o peso de la enfermedad; sacrifican su tiempo, se esfuerzan por alcanzar el favor de Dios por su propia fe. Entonces hay un doble milagro, la curación de Dios y el don de una verdadera amistad.

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