LA SÁBANA SANTA DE TURÍN



El texto que vamos a desarrollar, trata de una persona, la que dejó su imagen en una sábana ¿santa?, conservada en una capilla de Turín. Esa persona, es de la que hablaremos, es la que marca la diferencia de postura que adopta el observador, ante el estudio de un sarcófago de una momia egipcia y la que adopta ante las conclusiones que saca la ciencia de esta sábana sepulcral.

No importan las investigaciones que se hagan, ni el tiempo que se dedique a estudiarla, ni lo que grandes hombres de ciencia opinen, afirmen o prueben que ella envolvió a quien ha partido la historia en dos: Antes y después de Él, y siempre se levantarán una y mil voces que dirán es falsa.

¿Por qué?. Porque ante el rostro de la Sábana Santa, surcado de sangre, con la nariz rota y los labios hinchados, sucederá lo que le sucede siempre a cada hombre cuando se topa con Dios en su interior: Se orá un si o un no, una adhesión o un rechazo.

Nada ha cambiado después de más de dos mil años, ni puede cambiar. El Dios cristiano es así, va dejando huellas de Su paso por el mundo y la Sábana Santa es una de ellas. Son esas huellas que van más allá de la razón y que desafían a la ciencia. Podrían ser los ojos de la Virgen de Guadalupe de Mexico, la forma consagrada desde hace cuatrocientos años en el Monasterio de El Escorial sin que se corrompa, la sangre licuada de los santos o tantas otras cosas. Todo son huellas de un Dios que se deja ver lo suficiente para que sepamos que está ahí, pero que no quiere que le veamos tan claramente que nos quedemos sin libertad, que es lo mismo que quedarse sin fe.

Pedir imparcialidad a quienes lean estas líneas, es como pedir peras a un olmo, éste es otro imposible. Seguro que quien nos lean, empezará a tomar partido desde el primer renglón si no lo ha tomado ya. No se culpe, pero tampoco intente sacar conclusiones para su vida diaria, del hecho de que sobre la Sábana Santa tenemos la prueba de lo que sufrió Jesucristo por nosotros.

Si tienes fe, querido lector, querida lectora, auméntala, vivifícala, sabiendo algo más sobre esta huella del paso de Dios por la Tierra. Si no la tienes, que no por eso Dios te ama menos, no intentes buscarla ni basarla en esta reliquia. Cristo es más que una imagen en un Sudario, y seguir Su doctrina, Sus enseñanzas, Sus exigencias, resulta bastante difícil en un mundo donde hasta la certificación científica de un milagro, molesta.

La famosa prueba del Carbono 14, parece ser que ha desmoronado toda credibilidad sobre la Sábana Santa ante la opinión pública. Las réplicas de los expertos que la han estudiado, que ya habían pronosticado que serían negativas, no se han publicado.

Este texto, quiere enfrentarse a esto y poner un antes y un después del Carbono 14. Esto no es así porque esta prueba haya cambiado en algo la investigación sobre la Sábana Santa, es más bien porque quien se acerque a los apasionantes estudios realizados sobre ella antes de la prueba, acabará por considerar el Carbono 14 en su justa medida, como una prueba negativa más que hay que explicar y de la que hay que sacar conclusiones, cuando no concuerden con otras cien que son positivas.

No nos extrañemos de las paradojas que rodean a este objeto, el más estudiado de toda la vida del hombre. Nueva paradoja si pensamos que representa el dolor, algo a lo que los hombres no están acostumbrados a mirar. Ya lo decía Isaías hablando del que acabaría envuelto en esta sábana: “Sin gracia ni belleza para atraer la mirada, sin aspecto digno de complacencia. Despreciado, desecho de la humanidad, hombre de dolores.....”

(continuará)
 
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