FE

Los caminos de Dios no son nuestros caminos, ni los pensamientos de Dios nuestros pensamientos. Hay veces en nuestra vida, en las que todo se nos hace incomprensible, nos parece que estamos perdiendo el tiempo y que nuestra vida es completamente estéril. Es entonces cuando tenemos que acudir al Señor y gritarle fuerte: ¡Sálvame!, ¿no ves que perezco?.