EVANGELIO DÍA 27 DE AGOSTO



Dijo Jesús, el Reino de los Cielos, es como un hombre que llamó a sus criados y los dejó al cargo de sus negocios. A uno le entregó cinco mil monedas, a otro dos mil y a otro mil, a cada cual conforme a su capacidad. Luego emprendió el viaje. Al cabo de mucho tiempo regresó el señor de aquellos criados y se puso a hacer cuentas con ellos. Llegó primero el que había recibido las cinco mil monedas y entregando a su señor otras cinco mil le dijo: “Señor, tú me entregaste cinco mil y aquí tienes otras cinco mil que he ganado”. El señor le dijo: “Muy bien, eres un criado bueno y fiel, y como has sido fiel en lo poco, yo te pondré al cargo de mucho más. Después llegó el criado que había recibido las dos mil monedas y dijo: “Señor, tú me entregaste dos mil y aquí tienes otras dos mil que he ganado”. El señor dijo: “Muy bien”. Por último, llegó el criado que había recibido mil monedas y dijo a su amo: “Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste,. Por eso tuve miedo, así que fui y escondí tu dinero en la tierra. El amo contestó: “Tú eres un criado malo y holgazán. Puesto que sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí, debías haber llevado mi dinero al banco y yo, a mi regreso, lo habría recibido junto con los intereses”.
(Mateo 25, 14-30)

MEDITACIÓN

Hay una dimensión de colaboración esencial por parte del creyente, para que los dones recibidos crezcan y provoquen más gracias, más belleza espiritual. Aquel que es pasivo o temeroso no deja fluir al espíritu y por eso no crecen frutos en su interior. ¡Trabaja la tierra de tu corazón!.

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