EVANGELIO DÍA 20 DE JULIO



Aquel mismo día, salió Jesús de casa y fue a sentarse  a la orilla del lago. Como se reunió mucha gente, subió Jesús en una barca y se sentó, mientras la gente se quedaba en la orilla. Y se puso a hablarles de muchas cosas por medio de parábolas. Les dijo: “Un sembrador salió a sembrar. Y al sembrar, una parte de la semilla cayó en el camino y llegaron las aves y se la comieron. Otra parte, cayó entre las piedras, donde no había mucha tierra; aquella semilla brotó pronto porque la tierra no era profunda, pero el Sol al salir, la quemó y como no tenía raíz, se secó. Otra parte cayó entre espinos y los espinos crecieron y la ahogaron. Pero otra parte cayó en buena tierra y dio una buena cosecha: Unas espigas dieron cien granos por semilla, otras dieron sesenta y otras treinta. Los que tiene oídos, que oigan”.
(Mateo 13, 1-9)

MEDITACIÓN

La palabra humana es frágil como una semilla, puede perderse con suma facilidad y al mismo tiempo, encierra una vida en potencia. La palabra, crea realidades y relaciones y es necesaria para comunicarnos y entendernos. Jesús es esa voz, esa palabra que al pronunciarse y ser acogida, transforma lo que toca, el corazón  y sensible. Hay que cuidar la Palabra recibida, pero también la que entregamos.

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