REFLEXIONES SOBRE LA PRIMERA BIENAVENTURANZA (I)




Jesús dijo a sus discípulos: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos”.

¿Qué es un pobre de espíritu?. Es un individuo que nada aporta de positivo a la evolución de la Humanidad, es un ser pasivo que pretende que los demás le resuelvan sus problemas, es un ser no realizado en la misión que debe de realizarse, la cual es ser uno mismo potenciando todos sus dones y mejorando los talentos recibidos, pues bien, a ese ser que nada aporta, a ese ser que no mejora sus talentos recibidos, Jesús el Cristo le entrega el Reino de los Cielos.

Aparentemente parece una injusticia con otros seres, que han aportado ideas o instrumentos para la evolución de la Humanidad, que ha luchado para evitar el sufrimiento de los demás. Voy a citar a varios, católicos o no católicos, por ejemplo, Edison inventó la bombilla y gracias a ello, se puede salvar vidas que están sometidos a intervención quirúrgica, Edison no entraría en el Reino de los Cielos.
San Francisco de Asís, fundador de una nueva Orden, la de los Franciscanos, fue un ser dado a los demás y a los animales. Compartió con los demás sus creencias y enseñanzas, San Francisco no entraría en el Reino de los Cielos, porque no es un pobre de espíritu; otro ejemplo, todos los cristianos de a pie que colaboran como un servicio para los demás en las misiones como médicos, enfermeros, sacerdotes; todas las monjas que en los países ricos cuidan enfermos y ancianos, todos ellos no entrarían en el Reino de los Cielos, porque son seres con gran riqueza de espíritu y como seres ricos de espíritu comparten con los necesitados su alegría, su trabajo y su espíritu e incluso ni el propio Jesús entraría en el Reino de los Cielos por ser seres que tenían riqueza de espíritu. Están excluidos.

Precisamente nuestro tiempo histórico está falto de seres con gran riqueza de espíritu, pues bien los pocos que hay están excluidos del Reino de los Cielos.


(continuará)


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