PEREGRINACIONES A TIERRA SANTA ANTES DE LAS CRUZADAS (II)



A pesar de la enorme expansión del Islám, la gran cantidad de luchas civiles por la supremacía de las sectas, las provincias conquistadas y las familias que aspiraban al califato, daban inseguridad permanente tanto a los cristianos como a los musulmanes, y durante el reinado de Walid I, hubo un aumento de las conquistas que llevaron a los musulmanes a través de las costas del norte de África hasta asaltar España mientras que en Oriente, sin olvidar la tolerancia anterior, se tomaba a los cristianos la iglesia de San Juan Bautista en Damasco, la cual convirtieron en la mezquita de los Omeyas, aunque también es verdad, que los cristianos recibieron a cambio cuatro iglesias y los musulmanes conservaban con respeto el lugar donde se hallaba la cabeza del Bautista.



La dinastía de los Omeyas comenzó pronto su decadencia desde el califa Hixem, cuyos tributos a cristianos y musulmanes le proporcionó una enorme fortuna que su sobrino Walid II dilapidó en fiestas. Finalmente sucumbieron los Omeyas y sus tumbas fueron profanadas. De esa exterminación, sólo escapó un nieto de Hixem, que cruzó nadando el río Eúfrates y luego viajó a través de África del norte hasta llegar a Andalucía (España), donde fundó la dinastía Omeya con el nombre de Abderramán I, que convertiría después a la España musulmana en califato independiente de Damasco. Mientras, en el resto del Islám, los Omeyas eran sustituidos por los Abbasíes, de origen persa, cuyo califa más famoso fue Harun al Raxid, que no se opuso a las peregrinaciones e incluso tuvo buenas relaciones con Carlomagno, aunque años después, el califa Almotawaquil, mandó destruir las iglesias cristianas que se habían vuelto a edificar en la capital del califato que ya se llamaba Bagdad.



El Emperador Carlomagno, patrocinó las peregrinaciones a Tierra Santa y subvencionó la construcción de numerosas hospederías para los peregrinos, que los musulmanes veían con buenos ojos, ya que dejaban buenos ingresos dinerarios en los tributos de paso y las estancias. Muchos peregrinos de la nobleza occidental, señores feudales, llegaban con su escolta de hombres armados, por mar hasta Constantinopla o costas sirias o egipcias para continuar por tierra hasta Palestina. Más desde el momento en que los reyes de Hungría se hicieron cristianos, ya se prefirió hacer la ruta terrestre por las riberas del río Danubio, a través de los Balcanes, Belgrado, Sofía y Constantinopla, para desde allí pasar a Oriente.



De las numerosas batallas entre los mismos musulmanes, resultó que los Fatimitas se apoderaron de Egipto en el 969 y fundaron su capital, El Cairo, cayendo después Siria en su poder. En Palestina tuvieron tolerancia con los cristianos que allí vivían y dieron muchas facilidades a los peregrinos que llegaban de Occidente. Más en el reinado de Al-Hakim, ya hubo grandes persecuciones, por lo que quedaron muy paralizadas las peregrinaciones y fue un toque de alarma para la cristiandad, que fue el germen precursor de las Cruzadas. No obstante, las cosas volvieron a ser como antes cuando murió este califa, y hospederías y monasterios volvieron a llenarse con los peregrinos que venían de Europa.



Así estaba la situación en oriente, cuando los turcos seldjúcidas, antes tributarios del califato de Bagdad, se apoderaron de Persia y derrotaron en Asia Menor al ejército bizantino en el 1.071. Ese mismo año ocuparon Jerusalén y toda Palestina, aunque los peregrinos cristianos se arriesgaban de una manera casi suicida en continuar con sus viajes Tierra Santa. El Imperio Bizantino, hizo una llamada a Occidente para hacer un ejército más fuerte, con la excusa de salvar los Santos Lugares, lo que hizo conmocionar a toda la cristiandad y fue el motivo de la primera Cruzada.

(continuará)

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