EVANGELIO DÍA 23 DE AGOSTO



En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: “¡Ay de vosotros, maestros de la Ley y fariseos hipócritas!, que cerráis a todos las puertas del Reino de loa Cielos. Ni vosotros entráis ni dejáis entrar a los que quisieran hacerlo. ¡Ay de vosotros maestros de la Ley y fariseos hipócritas!, que recorréis tierra y mar para ganar un adepto, y cuando lo habéis ganado hacéis de él una persona dos veces más merecedora del infierno que vosotros mismos. ¡Ay de vosotros, guías ciegos!, que decís: El que hace una promesa jurando por el templo, no se compromete a nada, el que queda comprometido es el que jura por el oro del templo. ¡Estúpidos y ciegos!. ¿Qué es más importante, el oro o el templo por el que el oro queda consagrado?. También decís: El que hace una promesa jurando por el altar no se compromete a nada, el que queda comprometido es el que jura por la ofrenda que está sobre el altar. ¡Ciegos!. ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar en el que la ofrenda queda consagrada?. El que jura por el altar, no sólo jura por el altar, sino también por todo lo que hay encima de él; y el que jura por el templo, no sólo jura por el templo, sino también por Dios que vive allí. Y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por Dios mismo, que se sienta en él”.

(Mareo 23, 13-22)



MEDITACIÓN



Cuando en nombre de la religión condeno a otras personas por sus pecados, me estoy poniendo en el lugar de Dios, pero sobre todo, me condeno a mí mismo de acuerdo con la misma religión que digo que digo profesar. ¿Qué clase de misericordia espero?.



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